
Buenos días, hijo, acabamos de volver a casita después de siete días intensos. Ha sido una suerte enorme poderlos compartir con tu hermano y B. La verdad es que ambos han hecho un esfuerzo grande por celebrar así nuestro 40 aniversario, porque tienen pocos días de vacaciones y lo más lógico es que quieran pasarlos a su aire. Ojalá estuvieras aquí. Te echamos en falta.
Nos habría gustado verte participar de las comidas, bebidas, canciones y visitas turísticas. Menos mal que, a tu modo, te hiciste presente. Justo cuando parábamos junto a una tiendita, en Taormina, de vuelta al barco tras la excursión, el rótulo tenía tu nombre, bien grande. Una de esas casualidades felices que nos alegran la vida a pesar de tu ausencia y nos hacen pensar en que volveremos a vernos.
Ahora intentamos regresar a la realidad, pero no olvides que te queremos. En casita o fuera, siempre te llevamos en nuestro corazón. Abrazos de oso: Papá, Mamá, G y B.