
Aquí estoy de nuevo, Rodrigo, en la buhardilla, escribiéndote, como todas las semanas. ¿Qué tal estás? Nosotros seguimos bien, con la segunda operación de menisco de tu hermano en buena evolución y mucho menos estrés al respecto que con la primera.
Todo lo demás, en principio, va adelante sin mayores complicaciones. Pocas cosa nuevas te puedo contar, y que siga así, no me quejo de monotonía, disfruto de lo cotidiano, aunque sea sencillo.
A veces te imagino aquí. Solo un ratito. No me hago la película de tenerte de verdad, conviviendo con nosotros, con tu propia familia, trabajo y vida, no, ojalá. Simplemente te imagino a mi lado por unos segundos, y me parece que entonces me acompañas esos instantes. Y tu recuerdo se tiñe de unos momentitos de posibilidad.
¿Qué otra cosa puedo hacer, si te añoro tanto, que no sea pensarte? Espero que no te parezca mal, hijo.
Eso es todo por hoy, cielo. Tú vuela alto y espéranos, que terminaremos por encontrarte. Miles de abrazos de oso, te quieren mucho: Papá y Mamá.