
Por fin se acaba este mes terrible, ay, Rodrigo. Diecinueve años. ¿Te acordarás de nosotros despues de tanto tiempo?
Quiero suponer que sí, que, como nosotros, tú también nos piensas. Y que nos estás esperando. Pero a veces me puede el desaliento.
Aquí la sensación temporal ha vuelto a acelerarse. Sólo marcan hitos los asuntos especiales. Y no me quejo. La rutina de lo cotidiano nos consuela mucho.
Dondequiera que estés, hijo, sé feliz. Y vuela alto. Papá, tu hermano y yo intentamos seguir avanzando, siempre contigo en el corazón.
Millones de besos y de abrazos. Te quiere infinito: Mamá.