
Hoy, muy temprano, sonó el móvil de Papá. Apenas eran las siete y la llamada era de tu Ela.
Volvimos a asustarnos. Ya nada será nunca igual desde tu ausencia, tu muerte; el miedo se ha quedado con nosotros.
Solo era un error, que no se acostumbra al teléfono nuevo, que esas moderneces son muy complicadas para ella, que sentía habernos sobresaltado, que ella también se asustó porque creía que era Papá el que llamaba.
Una broma del universo, por ser primero de abril y día de los inocentes. Ojalá hubieras sido tú, Rodrigo.
Poco más te puedo contar.
Vuela, hijo. Vuela muy alto.
Te queremos.