
Veinte cumples contigo y otros veinte sin ti, felices cuarenta, Rodrigo. No te olvidamos.
Veinte cumples contigo y otros veinte sin ti, felices cuarenta, Rodrigo. No te olvidamos.
Nuestro hijo fue una de las víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004. Estaba en el andén 2 de la Estación de Atocha, esperando el primer tren que le llevara a la Universidad, pero la maldad y la locura se cruzaron en su camino y nunca llegó. En esta bitácora le cuento las cosas que vivimos sin él, sabiendo que a su modo las escucha y las contesta.
Nos dejaste esta frase: "La dicha de vivir consiste en tener siempre alguien a quien amar, algo que hacer y algo que esperar".
Papá, tu hermano y yo te queremos, Rodrigo. No vamos nunca a renunciar a tu amor, a tu recuerdo ni a seguir siendo cuatro.
No es un adiós para siempre. Vela nuestros pasos y espéranos en ese mundo desconocido que ahora te acoge, porque volveremos a estar juntos.
Aquel que roba nuestros hijos, roba también el sabor de los frutos del jardín de la tierra, roba la esperanza de las estrellas y la calma de las horas. Y hace del cielo un mármol frío donde yacen nuestras súplicas…
Los que se van demasiado pronto dejan en los que los conocieron una pizquita de desasosiego. Es una semilla de amor y de bondad, por todas las cosas buenas que no les dio tiempo a hacer en este mundo. Las hacen germinar en los seres queridos, en los amigos, a menudo incluso en simples conocidos, para que la tierra no se pierda esa bondad suya.
Nos hacen a todos más responsables de la vida, de lo que realmente es importante, de lo que querríamos dejar tras nosotros cuando nos vayamos. Nos llenan de luz, cariño, compasión, nos cambian nuestro sistema de valores; nos hacen más conscientes de que nada permanece.
Este es el regalo de Rodrigo y de los que se fueron en los horribles atentados del 11 de marzo, a pesar del mal que se hizo a su alrededor; el regalo de los que se van a los que nos quedamos, para que sigamos esperando el reencuentro.
En diferentes tradiciones la acción de encender una vela es sagrada. Expresa más de lo que se puede con palabras. Tiene que ver con el agradecimiento. Desde tiempo inmemorial, los seres humanos han encendido velas en lugares sagrados. ¿Por qué no considerar el ciberespacio como un lugar sagrado? Clicando sobre la foto, podrás encender una vela virtual.